ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL: ¿HAY CONTINUIDAD O UN SALTO CUALITATIVO?
"¿Pueden
pensar los animales? Este es el quid de la cuestión. Tomemos
dos ejemplos como punto de partida:
Una, es la conducta del insecto
que, como un autómata, vuela y vuela alrededor
de un foco de luz, sin poder sustraerse
de la
hipnótica atracción de su luminosidad.
La
segunda, los
macacos del Japón son una clara muestra.
Estos monos ¡vaya que sí piensan! Cuando
recolectan granos de cereal en las playas y tienen las
manos llenas, los arrojan al agua. ¿Por qué? Muy
sencillo. Porque se han dado cuenta de que mientras la arena se hunde, los granos
flotan en el agua. De esta forma pueden recogerlos luego y comérselos
limpios. Las últimas noticias que nos han llegado de estos pulcros macacos
del Pacífico son que han depurado su técnicade "lavado hasta tal punto, que ya no lanzan los granos al
agua, sino que los enjuagan sin soltarIos."
La respuesta de Aristóteles
Aristóteles distingue tres grados de
perfección entre los seres vivientes, a cada uno de los cuales corresponde un
tipo de alma distinta. Y que son los vegetales, los animales y el
hombre. Sin embargo, cada grado incluye virtualmente al anterior, en
tanto reúne las perfecciones de este más algunas otras que le son
propias. Así, un animal se nutre y se reproduce, actividades que también
realiza un vegetal, pero, además, realiza otras que le son propias y por las
cuales se diferencia del grado inferior.
¿Cuáles son
las actividades propias de un animal? Lo son el conocimiento sensible,
el apetito sensible y la locomoción.
Por el
conocimiento sensible, los sentidos reciben la forma de un objeto concreto,
pero no su
forma esencial; se perciben sus accidentes.
Por el
apetito sensible el animal desea o rechaza aquello que le muestran los sentidos.
Así, por ejemplo, ve el alimento y lo apetece (deseo).
Finalmente,
la locomoción le permite al animal dirigirse o apartarse del objeto en tanto lo
desee o lo rechace.
Llegamos de
este modo al estrato superior en la escala de la naturaleza, que está constituido
por el ser humano. Y Aristóteles lo considera el superior porque, siguiendo la
gradación que veníamos exponiendo, el hombre reúne las perfecciones de los
niveles anteriores, pero agrega otras que le son propias.
El alma
humana posee la facultad intelectiva, que no se da en los anteriores y, anexa a
esta facultad, posee el apetito intelectual o voluntad.
Aristóteles
realiza una reflexión sobre el origen del conocimiento intelectual y elabora
una de las teorías gnoseológicas más importantes en la historia de la Filosofía, conocida como
"teoría de la abstracción”.
Aristóteles
parte del hecho de que solo conocemos a través de los sentidos, de modo que la
inteligencia debe operar a partir de los datos suministrados por aquellos.
La voluntad
es el apetito que sigue al conocimiento intelectual.
La respuesta de Blaise Pascal
Con una
fuerte influencia de Jansenio, para Pascal, el hombre es el Rey de la
naturaleza, pero un rey arrojado a la miserabilidad, a ser miserable, indigente
y perenne en su condición de habitante en un cuerpo.
De allí que
dice que es un rey desposeído. El hombre es miserable, pero es grande porque
sabe que es miserable, es de lo más frágil de lo que existe en el Universo y
allí está su grandeza, su grandeza reside en que conoce que es el más frágil en
la naturaleza. El error del hombre, para Pascal, pudiendo evitarlo, es
parecerse a las bestias, no reflexionar sobre sí mismo y vivir de fiestas, o,
lo contrario, olvidarse de su bajeza y querer equiparase a un ángel, pues no lo
es.
La respuesta del Barón d'Holbach.
Dicha
respuesta debemos contextualizarlo dentro de la corriente de la
Ilustración (o Iluminismo), algunos de los cuales han
dejado una profunda impronta en el
pensamiento occidental contemporáneo.
El hombre
debe volver a la Naturaleza, de donde fue arrancado, debe valorizar la razón, adorar
la virtud y disipar las sombras que le ocultan el único camino para llegar a la
felicidad.
Así como un
minúsculo huevo transita un ciclo de la naturaleza, pasando por ser un gusano,
luego, crisálida hasta llegar a ser una mariposa de vivos colores. Así el
hombre también debe cumplir con su ciclo de vida dictado por las leyes de la
naturaleza.
Ve al hombre
como una máquina que no puede prever, ni su nacimiento, ni los acontecimientos
del transcurso de su vida.
En un Ser
material, organizado o conformado para sentir, pensar y ser modificado de
ciertos modos que le son propios a él solo, y a las combinaciones particulares
de las materias que se encuentran unidas a él. En cuanto a su origen, el hombre
es un producto de la naturaleza.
Reconoce la
existencia del alma, pero, no es más que el propio cuerpo considerado en
relación con algunas facultades o funciones de los que es capaz por su
naturaleza y organización particular. En relación de la voluntad, dice, que la
acción del hombre no es libre, sino que está determinada por un motivo: un
hombre con sed ve una fuente de agua, entonces se lanza a beberla, pero le
avisan que está envenenada, entonces se abstiene, no actúa libremente, existe
una motivación para su conducta.
La respuesta de Max Scheler
En su obra,
“El puesto del hombre en el cosmos”; Scheler se propone definir al hombre,
determinar cuál es su esencia. Para ello, analiza los diversos grados de
desarrollo biopsíquico existentes, y que él resume en cuatro.
Max Scheler
afirma que el hombre, está muy por encima de lo que llamamos inteligencia y
facultad de elegir; y no lo podrían alcanzar estas facultades, aunque se los
multipliquen al infinito.
La
diferencia no reside en que la inteligencia y capacidad de elección sea más
desarrollada. Tampoco en un nuevo grado de desarrollo biopsíquico.
Hay en el
hombre un principio radicalmente distinto; una diferencia cualitativa. Los
griegos lo llamaron “razón”, nosotros preferimos algo más comprensible; algo
que incluya la bondad, el amor, el arrepentimiento, la veneración, etc.; es
decir, “Espíritu”.
El hombre es
por lo tanto un “Ser Espiritual” y lo podemos llamar “Persona”; si entendemos
por este término el centro de los actos por los que se manifiesta el espíritu.
Para Max
Scheler, la propiedad fundamental de un Ser Espiritual; es su: Independencia,
libertad o autonomía existencial; frente a los lazos y presión orgánico de la
vida. El ser espiritual ya no está vinculado a sus impulsos, ni al mundo circundante;
sino que es libre ante dicho mundo, está abierto al mundo. Puede interpretar,
conocer a los objetos y a sí mismo.
La Respuesta de Ernst Cassirer
Cassirer
parte del hecho, constatado por la Biología; de que todo organismo posee un
sistema “receptor”, por el cual recibe estímulos del medio; y un sistema
“efector”, por el cual reacciona ante los mismos; constituyendo ambos sistemas,
un “círculo funcional”. También lo encuentra en el ser humano, pero con una importante
variante:
En el
hombre, su círculo funcional no solo se ha ampliado cuantitativamente, sino que
ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre, como si dijéramos, ha
descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Al sistema receptor y
efector que se encuentran en todos los animales; hallamos en el hombre, como
eslabón intermedio, algo que podemos señalar como sistema “simbólico”.
El hombre ya
no se relaciona con su entorno de forma directa, sino a través de esa red de
símbolos. En lugar de tratar con las cosas, conversa consigo mismo. Se ha
envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o
en ritos religiosos. No puede conocer nada que no sea a través de este medio
artificial.
Reemplazamos
entonces la definición de animal racional, por la de animal simbólico.
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