10 sept 2018

ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL: ¿HAY CONTINUIDAD O UN SALTO CUALITATIVO?


ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL: ¿HAY CONTINUIDAD O UN SALTO CUALITATIVO?


"¿Pueden   pensar   los animales?   Este es el quid de la cuestión.   Tomemos dos ejemplos como punto de partida:

Una, es la conducta   del insecto que, como   un autómata, vuela y vuela alrededor   de un foco de luz, sin poder sustraerse   de la hipnótica   atracción de su luminosidad.
La segunda, los macacos   del Japón   son una clara muestra.   Estos   monos ¡vaya que sí piensan!  Cuando   recolectan   granos   de cereal en las playas y tienen   las manos   llenas, los arrojan al agua.  ¿Por qué?  Muy sencillo.   Porque se han dado cuenta   de que mientras   la arena se hunde, los granos flotan   en el agua.  De esta forma pueden recogerlos luego y comérselos   limpios.  Las últimas   noticias que nos han llegado de estos pulcros   macacos del Pacífico son que han depurado   su técnicade "lavado hasta tal punto, que ya no lanzan   los granos al agua, sino que los enjuagan sin soltarIos."

La respuesta   de Aristóteles

Aristóteles distingue tres grados de perfección entre los seres vivientes, a cada uno de los cuales corresponde un tipo de alma distinta.  Y que son los vegetales, los animales y el hombre.  Sin embargo, cada grado incluye virtualmente al anterior, en tanto reúne las perfecciones de este más algunas otras que le son propias.  Así, un animal se nutre y se reproduce, actividades que también realiza un vegetal, pero, además, realiza otras que le son propias y por las cuales se diferencia del grado inferior.
¿Cuáles son las actividades propias de un animal?  Lo son el conocimiento sensible, el apetito sensible y la locomoción.
Por el conocimiento sensible, los sentidos reciben la forma de un objeto concreto,
pero no su forma esencial; se perciben sus accidentes.
Por el apetito sensible el animal desea o rechaza aquello que le muestran los sentidos. Así, por ejemplo, ve el alimento y lo apetece (deseo).
Finalmente, la locomoción le permite al animal dirigirse o apartarse del objeto en tanto lo desee o lo rechace.
Llegamos de este modo al estrato superior en la escala de la naturaleza, que está constituido por el ser humano. Y Aristóteles lo considera el superior porque, siguiendo la gradación que veníamos exponiendo, el hombre reúne las perfecciones de los niveles anteriores, pero agrega otras que le son propias.
El alma humana posee la facultad intelectiva, que no se da en los anteriores y, anexa a esta facultad, posee el apetito intelectual o voluntad.
Aristóteles realiza una reflexión sobre el origen del conocimiento intelectual y elabora una de las teorías gnoseológicas más importantes en la historia de la Filosofía, conocida como "teoría de la abstracción”.
Aristóteles parte del hecho de que solo conocemos a través de los sentidos, de modo que la inteligencia debe operar a partir de los datos suministrados por aquellos.
La voluntad es el apetito que sigue al conocimiento intelectual. 

La respuesta de Blaise Pascal

Con una fuerte influencia de Jansenio, para Pascal, el hombre es el Rey de la naturaleza, pero un rey arrojado a la miserabilidad, a ser miserable, indigente y perenne en su condición de habitante en un cuerpo.
De allí que dice que es un rey desposeído. El hombre es miserable, pero es grande porque sabe que es miserable, es de lo más frágil de lo que existe en el Universo y allí está su grandeza, su grandeza reside en que conoce que es el más frágil en la naturaleza. El error del hombre, para Pascal, pudiendo evitarlo, es parecerse a las bestias, no reflexionar sobre sí mismo y vivir de fiestas, o, lo contrario, olvidarse de su bajeza y querer equiparase a un ángel, pues no lo es.

La respuesta del Barón d'Holbach.

Dicha respuesta debemos contextualizarlo dentro de la corriente de la Ilustración  (o Iluminismo), algunos  de los cuales han  dejado  una  profunda  impronta   en  el pensamiento   occidental  contemporáneo.
El hombre debe volver a la Naturaleza, de donde fue arrancado, debe valorizar la razón, adorar la virtud y disipar las sombras que le ocultan el único camino para llegar a la felicidad.
Así como un minúsculo huevo transita un ciclo de la naturaleza, pasando por ser un gusano, luego, crisálida hasta llegar a ser una mariposa de vivos colores. Así el hombre también debe cumplir con su ciclo de vida dictado por las leyes de la naturaleza.
Ve al hombre como una máquina que no puede prever, ni su nacimiento, ni los acontecimientos del transcurso de su vida.
En un Ser material, organizado o conformado para sentir, pensar y ser modificado de ciertos modos que le son propios a él solo, y a las combinaciones particulares de las materias que se encuentran unidas a él. En cuanto a su origen, el hombre es un producto de la naturaleza.
Reconoce la existencia del alma, pero, no es más que el propio cuerpo considerado en relación con algunas facultades o funciones de los que es capaz por su naturaleza y organización particular. En relación de la voluntad, dice, que la acción del hombre no es libre, sino que está determinada por un motivo: un hombre con sed ve una fuente de agua, entonces se lanza a beberla, pero le avisan que está envenenada, entonces se abstiene, no actúa libremente, existe una motivación para su conducta.

La respuesta de Max Scheler

En su obra, “El puesto del hombre en el cosmos”; Scheler se propone definir al hombre, determinar cuál es su esencia. Para ello, analiza los diversos grados de desarrollo biopsíquico existentes, y que él resume en cuatro.
Max Scheler afirma que el hombre, está muy por encima de lo que llamamos inteligencia y facultad de elegir; y no lo podrían alcanzar estas facultades, aunque se los multipliquen al infinito.
La diferencia no reside en que la inteligencia y capacidad de elección sea más desarrollada. Tampoco en un nuevo grado de desarrollo biopsíquico.

Hay en el hombre un principio radicalmente distinto; una diferencia cualitativa. Los griegos lo llamaron “razón”, nosotros preferimos algo más comprensible; algo que incluya la bondad, el amor, el arrepentimiento, la veneración, etc.; es decir, “Espíritu”.
El hombre es por lo tanto un “Ser Espiritual” y lo podemos llamar “Persona”; si entendemos por este término el centro de los actos por los que se manifiesta el espíritu.
Para Max Scheler, la propiedad fundamental de un Ser Espiritual; es su: Independencia, libertad o autonomía existencial; frente a los lazos y presión orgánico de la vida. El ser espiritual ya no está vinculado a sus impulsos, ni al mundo circundante; sino que es libre ante dicho mundo, está abierto al mundo. Puede interpretar, conocer a los objetos y a sí mismo.

La Respuesta de Ernst Cassirer

Cassirer parte del hecho, constatado por la Biología; de que todo organismo posee un sistema “receptor”, por el cual recibe estímulos del medio; y un sistema “efector”, por el cual reacciona ante los mismos; constituyendo ambos sistemas, un “círculo funcional”. También lo encuentra en el ser humano, pero con una importante variante:
En el hombre, su círculo funcional no solo se ha ampliado cuantitativamente, sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre, como si dijéramos, ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Al sistema receptor y efector que se encuentran en todos los animales; hallamos en el hombre, como eslabón intermedio, algo que podemos señalar como sistema “simbólico”.
El hombre ya no se relaciona con su entorno de forma directa, sino a través de esa red de símbolos. En lugar de tratar con las cosas, conversa consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos. No puede conocer nada que no sea a través de este medio artificial.
Reemplazamos entonces la definición de animal racional, por la de animal simbólico.

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