Sentido de la Antropología Filosófica.
Para
conocer su sentido debemos dilucidar el problema de saber qué es la
Antropología filosófica, vayamos al meollo entonces.
¿Qué es la antropología filosófica?
Así pues, se puede
llamar «antropología filosófica» a todo intento de asumir la problemática
específica del hombre. Se trata de intentos que pretenden aclarar, según una
reflexión metódica filosófica, el gran interrogante que el hombre se plantea a
sí mismo: ¿Qué significa «ser hombre»? En otras palabras, la antropología
filosófica es la disciplina que toma al hombre como objeto de su investigación,
en el intento de aclarar y de establecer en cierto modo su ser, esto es, los
aspectos fundamentales de su esencia o naturaleza. Podría decirse también que
la antropología filosófica (o filosofía del hombre) estudia al hombre desde el
punto de vista del hombre, para enunciar en qué consiste el misterio del «ser
hombre».
En este sentido la
antropología filosófica se distingue fundamentalmente de las diversas ciencias
humanas. En efecto, las ciencias examinan al hombre sobre todo como «objeto»
(aunque sin confundirlo con las cosas); lo estudian además desde puntos de
vista relativos o sectoriales: psicológico (comportamiento), biológico,
fisiológico, político, económico, etc. La antropología filosófica, a diferencia
de las demás disciplinas que llevan el nombre de “antropología”, estudia al
hombre como sujeto personal y en su globalidad.
Esto no significa que la antropología filosófica sea una especie de síntesis de los resultados de las diversas ciencias del hombre. «Estudio global” significa más bien que el hombre se presenta como unidad original, de la que todos en cierto modo tienen conciencia y que se expresa en el interrogante: ¿Quién soy yo? ¿Qué significa “ser hombre”?
Esto no significa que la antropología filosófica sea una especie de síntesis de los resultados de las diversas ciencias del hombre. «Estudio global” significa más bien que el hombre se presenta como unidad original, de la que todos en cierto modo tienen conciencia y que se expresa en el interrogante: ¿Quién soy yo? ¿Qué significa “ser hombre”?
¿Qué significa ser hombre?
NO se trata
indudablemente de descubrir o de fabricar una fórmula o definición en la que se
encuentre enteramente encerrado y prisionero el misterio del hombre. “Definir”
al hombre equivaldría en el fondo a situarlo en el conjunto de los seres e
iluminar su misterio a partir de las diversas esferas o totalidades a las que
pertenece (materia, vida biológica, instintos animales, cultura, etc.). Pues
bien, en este sentido es absolutamente problemático que sea «definible» el
hombre. La problemática a la que se ha aludido anteriormente sugiere
precisamente que su misterio no se puede aferrar integralmente a través del
análisis de las totalidades a las que pertenece.
La intención general que caracteriza a la antropología filosófica es susceptible de múltiples consideraciones, como resulta de la historia de la reflexión humana en este terreno En plan de esquema podríamos quizás reducir las antropologías a dos consideraciones diversas, debidamente puntualizadas por J. de Finance.
La intención general que caracteriza a la antropología filosófica es susceptible de múltiples consideraciones, como resulta de la historia de la reflexión humana en este terreno En plan de esquema podríamos quizás reducir las antropologías a dos consideraciones diversas, debidamente puntualizadas por J. de Finance.
Tipos de Antropología según J. de Finance:
El primer tipo de
antropología tiene como punto de apoyo el tema del animal
rationale. Considera al hombre sobre todo como un ser objetivo
perteneciente al mundo de
la materia y de la naturaleza, emergiendo de ella mediante su racionalidad. Las
antropologías de este tipo intentan comprender el misterio del hombre partiendo
de la vida biológica. Toman las categorías del mundo natural y procuran
utilizarlas para explicar no solamente los diversos «estratos» del ser humano,
sino incluso su último misterio.
Formas típicas de esta concepción antropológica son, por ejemplo, la psicología de Aristóteles, la filosofía de Teilhard de Chardin y la antropología de A. Gehlen.
La visión antropológica de Aristóteles está dominada por la categoría «vida» o «psyche». La vida del hombre es una variedad de esa gran realidad que es la vida, y hay que explicarla con las categorías generales que sirven para explicar la vida. Esta visión, aunque se apoya en realidades empíricas y concretas, accesibles al estudio científico, tiene el inconveniente de no poder captar suficientemente el misterio de la persona; corre el peligro de dividir al hombre en una pirámide de estratos superpuestos sin verdadera unidad entre ellos.
La antropología de Teilhard corrige mucho de los inconvenientes del planteamiento tradicional, recurriendo a una categoría “dinámica» de vida evolutiva. Pero también aquí la categoría «vida» resulta estrecha para captar todo el misterio de la libertad y de la esperanza que caracterizan a la existencia humana.
A. Gehlen intenta comprender la existencia humana a partir del dinamismo animal que no está especificado en el hombre y que se traduce por tanto en aprendizaje y cultura
Formas típicas de esta concepción antropológica son, por ejemplo, la psicología de Aristóteles, la filosofía de Teilhard de Chardin y la antropología de A. Gehlen.
La visión antropológica de Aristóteles está dominada por la categoría «vida» o «psyche». La vida del hombre es una variedad de esa gran realidad que es la vida, y hay que explicarla con las categorías generales que sirven para explicar la vida. Esta visión, aunque se apoya en realidades empíricas y concretas, accesibles al estudio científico, tiene el inconveniente de no poder captar suficientemente el misterio de la persona; corre el peligro de dividir al hombre en una pirámide de estratos superpuestos sin verdadera unidad entre ellos.
La antropología de Teilhard corrige mucho de los inconvenientes del planteamiento tradicional, recurriendo a una categoría “dinámica» de vida evolutiva. Pero también aquí la categoría «vida» resulta estrecha para captar todo el misterio de la libertad y de la esperanza que caracterizan a la existencia humana.
A. Gehlen intenta comprender la existencia humana a partir del dinamismo animal que no está especificado en el hombre y que se traduce por tanto en aprendizaje y cultura
El segundo tipo de
antropología filosófica podría calificarse como antropología del espíritu
encarnado. El hombre es considerado ante todo como sujeto personal que
toma conciencia de sí mismo en el encuentro con los demás y con el mundo de la
naturaleza. La reflexión sobre la condición fundamental del hombre hace
descubrir las raíces corporales y encarnadas de la existencia:
Podrían proponerse tres formas típicas en las que se ha actuado esta antropología. Está en primer lugar la visión antropológica de Santo Tomas de Aquino que acentúa intensamente el espíritu encarnado: el espíritu humano es un espíritu de grado inferior que necesita apoyarse en un cuerpo para ejercitar y realizar sus propias virtualidades. Una segunda forma típica es la fenomenología existencial, que surgió como reacción en contra de la unilateralidad del racionalismo y del empirismo; está polarizada en la idea de la «existencia” o ser-en-el-mundo-a-través-de-un-çuerpo. La tercera forma de antropología encarnada está sobre todo presente en el personalismo y en la filosofía intersubjetiva o filosofía dialogal; la encarnación no se ve en primer lugar como estar junto a las cosas, sino como estar junto a los demás hombres en el mundo, con apertura al misterio trascendente del hombre.
Estos dos tipos de antropología tiene cada uno sus propias posibilidades y sus propios límites. Resultan complementarios entre sí. Aquí hemos hecho una opción en favor del segundo, con una acentuación especial de la dimensión de «significado» o «sentido» de la existencia humana. La misma problemática ha hecho ver que la pregunta ¿Qué es el hombre? es en realidad inseparable de la pregunta ¿Cuál es el significado de la existencia? ¿Qué es lo que hay que realizar en la existencia?
Podrían proponerse tres formas típicas en las que se ha actuado esta antropología. Está en primer lugar la visión antropológica de Santo Tomas de Aquino que acentúa intensamente el espíritu encarnado: el espíritu humano es un espíritu de grado inferior que necesita apoyarse en un cuerpo para ejercitar y realizar sus propias virtualidades. Una segunda forma típica es la fenomenología existencial, que surgió como reacción en contra de la unilateralidad del racionalismo y del empirismo; está polarizada en la idea de la «existencia” o ser-en-el-mundo-a-través-de-un-çuerpo. La tercera forma de antropología encarnada está sobre todo presente en el personalismo y en la filosofía intersubjetiva o filosofía dialogal; la encarnación no se ve en primer lugar como estar junto a las cosas, sino como estar junto a los demás hombres en el mundo, con apertura al misterio trascendente del hombre.
Estos dos tipos de antropología tiene cada uno sus propias posibilidades y sus propios límites. Resultan complementarios entre sí. Aquí hemos hecho una opción en favor del segundo, con una acentuación especial de la dimensión de «significado» o «sentido» de la existencia humana. La misma problemática ha hecho ver que la pregunta ¿Qué es el hombre? es en realidad inseparable de la pregunta ¿Cuál es el significado de la existencia? ¿Qué es lo que hay que realizar en la existencia?
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