TIPOS DE
“ANTROPOLOGÍA”
La palabra Antropología sirve
para designar una doctrina cualquiera sobre el hombre, su naturaleza, su
situación en el universo, etc.
Durante algún.
tiempo esta palabra se empleó exclusivamente para indicar el estudio de los
caracteres fisiomorfológicos del hombre, en sus variaciones individuales,
raciales y sexuales; es decir, se limitaba al ámbito biológico.
Pasó luego a indicar el origen, historia y contenido de la cultura.
Pero bajo el influjo de Kant —que la define: “Una doctrina del conocimiento del hombre, ordenada sistemáticamente”— se ha ido ampliando el alcance de este término, hasta incluir todo lo que responde a la pregunta: “Qué es el hombre?”
Kant, en su “Introducción a la Lógica”, afirma que las otras preguntas de la Filosofía se reducen a tres: “Qué puedo saber?; ¿qué debo saber?; ¿qué puedo esperar?” Pero “en el fondo —añade— todo esto se podría reducir a la Antropología, porque las tres primeras preguntas se refieren a la última: ¿Qué es el hombre?” (1).
Pasó luego a indicar el origen, historia y contenido de la cultura.
Pero bajo el influjo de Kant —que la define: “Una doctrina del conocimiento del hombre, ordenada sistemáticamente”— se ha ido ampliando el alcance de este término, hasta incluir todo lo que responde a la pregunta: “Qué es el hombre?”
Kant, en su “Introducción a la Lógica”, afirma que las otras preguntas de la Filosofía se reducen a tres: “Qué puedo saber?; ¿qué debo saber?; ¿qué puedo esperar?” Pero “en el fondo —añade— todo esto se podría reducir a la Antropología, porque las tres primeras preguntas se refieren a la última: ¿Qué es el hombre?” (1).
Fundamentalmente se
pueden agrupar en dos: respuesta científico-positiva y respuesta filosófica.
Respuesta
Científico-positiva.
1.
La respuesta
científico-positiva se mueve en el ámbito de las ciencias llamadas
“positivas”, cuyo modelo es la física. Estas ciencias se mantienen en el campo
de lo observable, de lo fenoménico (= de lo que aparece), de lo empírico (= de
lo experimentable). Describen el modo constante de obrar de las cosas (los
fenómenos), lo expresan en leyes y, si es posible, lo aprisionan en fórmulas
matemáticas. A veces elaboran teorías para explicar un conjunto de fenómenos.
Lo que persigue la ciencia —decía A. Comte— es “saber, para prever, para poder”; es decir, conocer las leyes de la naturaleza, para predecir, anticipar los fenómenos y así dominar la naturaleza (con la técnica).
Lo que persigue la ciencia —decía A. Comte— es “saber, para prever, para poder”; es decir, conocer las leyes de la naturaleza, para predecir, anticipar los fenómenos y así dominar la naturaleza (con la técnica).
Hay otro grupo de
ciencias que hacen una lectura racional de la acción humana, pero para
interpretarla, para captar su significación profunda y sacarla a luz: son las
denominadas Ciencias Humanas, como la política, la sociología: la historia,
etc.
* Pues bien, al enfoque propio de las ciencias
positivas y humanas pertenecen la Antropología Física y la Antropología
Cultural.
—La Antropología
física estudia el hombre en cuanto animal, sobre todo su origen y
evolución. A ella pertenecen la somatología (de “soma” = cuerpo) y la
paleontología humana, que estudia los restos fósiles más antiguos.
— La Antropología
cultural estudia “el hombre y sus obras”, como dice Lévi-Strauss, es
decir, los comportamientos humanos, “las normas de conducta aprendidas, las
ideas y los valores adquiridos por el hombre, corno miembro de un grupo social”
(2).
A ella pertenece la
arqueología, la etnología y etnografía, la lingüística, el folklore y la
historia cultural. La sicología, la sociología y la ecología son ciencias muy
vinculadas a la antropología cultural.
Respuesta
filosófica
1.
La respuesta filosófica,
en cambio, va en busca de las “explicaciones últimas” de la realidad,
explicaciones de orden extra-fenoménico, ultrasensible. Las llamamos últimas
también porque son “autosuficientes”, es decir, porque llegan a principios y
causas que se mantienen en pie por sí mismos, que no se fundan en postulados
ulteriores.
1.
los sistemas filosóficos han tratado
de esclarecer la realidad total, estructurada en tres temas fundamentales:
DIOS, el HOMBRE y el MUNDO.
* Al discurso filosófico corresponde la Antropología Filosófica que, sin desconocer la “lectura científica” del ser humano, hace una segunda lectura, a nivel más profundo.
* Al discurso filosófico corresponde la Antropología Filosófica que, sin desconocer la “lectura científica” del ser humano, hace una segunda lectura, a nivel más profundo.
Las ciencias
abordan al hombre como un “objeto” en el universo (aunque no lo confunden con
las cosas): un objeto que se estudia “desde fuera” diríamos. En cambio, la
filosofía lo estudia como un sujeto personal, formulando una pregunta que
cuestiona la existencia del mismo que la formula.
Las ciencias
estudian al hombre desde puntos de vista sectoriales: biológico, fisiológico,
sicológico (la conducta), político, económico, cultural, etc. No se ocupan de
las ultimidades. En cambio, la filosofía lo estudia en su globalidad, su
abertura al futuro y su sentido último.
“Totalidad, futuro,
fines”: el sentido de la vida humana, el horizonte inabarcable de la libertad,
el mundo de los valores... son temas que van más allá del quehacer de la
ciencia. La Antropología filosófica es preámbulo para la ética y
para la política, para la ‘praxis” humana, individual y colectiva.
EL MÉTODO DE
LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA.
Aunque lo
entenderemos mejor en la marcha, adelantamos algunas indicaciones sobre el
método que emplearemos en la parte filosófica.
El método de la
Antropología Filosófica fue objeto de muchas discusiones en lo que va del
siglo.
— Para comenzar, no
es el método de las ciencias positivas que consideran al
hombre como un objeto en el universo (sin por eso confundirlo con las cosas):
lo tratan como a un “él”, diríamos. Este enfoque legítimo además sólo capta un
sector del hombre.
Pero el hombre es
una persona, un sujeto, no “una cosa entre las cosas”; es más bien aquel “para
quien” son las cosas. Para conocerle hemos de mirar dentro de nosotros mismos y
descubrimos como sujetos radicalmente distintos de los seres infrahumanos, Y si
nos referimos a los demás, trataremos de “vivir desde dentro” las vivencias
ajenas, para rehacer su proceso, para no traicionar su significado.
En nuestra síntesis filosófica seguiremos un método en que alternan tres fases: fenomenológica, hermenéutica y trascendental.
En nuestra síntesis filosófica seguiremos un método en que alternan tres fases: fenomenológica, hermenéutica y trascendental.
1.
La fenomenológica es
una fase descriptiva en que se recogen los datos relativos al ser del hombre.
Es un “análisis de
lo puramente vivido”, como dice Bréhier (3).
La fenomenología trata de “volver a las cosas mismas”, a la experiencia espontánea e inmediata del mundo exterior e interior, para captar los “significados”; trata de volver al mundo “anterior” a la reflexión y a toda construcción especulativa, despojándose para eso de las teorizaciones previas.
La fenomenología trata de “volver a las cosas mismas”, a la experiencia espontánea e inmediata del mundo exterior e interior, para captar los “significados”; trata de volver al mundo “anterior” a la reflexión y a toda construcción especulativa, despojándose para eso de las teorizaciones previas.
Se procura no ver
al hombre y al mundo únicamente a través de esas cuantificaciones científicas
que los aprisionan en fórmulas.
De aquella
‘experiencia olvidada” —dice Levinas— se nutre el pensamiento abstracto (4).
1.
En la fase hermenéutica tratamos
de realizar una lectura “interpretativa” de la existencia humana, para captar
el significado fundamental.
Es una “lectura”
que hacemos todos espontáneamente, aunque no siempre la explicitamos; vamos
llegando así a una “auto- comprensión” derivada de la experiencia común que
sacamos de nosotros mismos al realizarnos en el mundo.
Antes de filosofar
sabemos ya —experimentándonos y comprendiéndonos a nosotros mismos como
hombres— lo que significa ser hombres. Tenemos una visión panorámica que abarca
los contenidos aislados y los comprende a la luz de la totalidad.
La filosofía que
—como dice P. Ricoeur— vive de lo “que se ha comprendido ya sin ser
reflexionado”, tratará de concienciar y explicitar esa “autocomprensión” que
acompaña todas nuestras experiencias.
Esa interpretación
esclarecedora es la hermenéutica.
1.
La Antropología filosófica difiere de
las ciencias positivas sobre todo en la fase trascendental, que
podríamos llamar “metafísica”, ya que estudia al hombre a la luz del ser y de
sus leyes.
La Antropología
científica se mantiene a nivel fenoménico; la Antropología filosófica,
convencida de que el fenómeno no se puede entender separadamente del ser,
sabiendo que es el ser mismo en su manifestarse (Heidegger), trata de bucear en
la profundidad de los fenómenos, para descubrir sus raíces últimas, las “condiciones
que hacen posibles” esos mismos fenómenos.
Este método fue
usado por Platón, Aristóteles, S. Agustín, Santo Tomás
de Aquino, M. Blondel y, en general, los filósofos cristianos.
En el trasfondo de
este método hay un principio filosófico innegable: “EL obrar
sigue al ser”, se obra como se es; la operación, la actividad, deriva de la
naturaleza del ser y la manifiesta; en una palabra, “tiene que haber proporción
entre causa y efecto”.
Por este camino
(metá-odós) se trata de Ir a la raíz de todo lo que es
monopolio especifico, efecto y obra del hombre: el lenguaje, la conciencia
moral, las artes, el mito, la religión, los instrumentos, la ciencia, la
socialidad, etc.
Este método supone
la posibilidad de la “metafísica”.
·
KANT E., ‘Logik”, 24 A y 25 A.
·
CHESTER 5. CHAD, “El hombre en la
prehistoria”, Verbo Divino, Estella, 1976, p. 14.
·
BREHIER E., Les thmes actuels de la
philosophie”, P.U.F., 1954, p. 13.
·
LEVINAS E., “Totalidad e infinito”,
Sígueme, Salamanca, 1977, p. 54.
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contenidos en Programa de Filosofía.
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